Llegó el 2014 y con él un nuevo ritmo de vida, un nuevo respiro. Le dije adiós a tantas horas de trabajo para dedicarle más tiempo a mi pequeño y no me arrepiento de nada en absoluto, en realidad, creo que es la mejor decisión que he tomado este año. Me despedí del 2013 y del tema de las nanas, que lamentablemente en mi caso me causaban más estrés y preocupación que tranquilidad.
La importancia de que los padres trabajen en equipo para lograr que las cosas salgan bien es casi imprescindible, pues el apoyo mutuo hará que la transición por la que se atravieza sea más sencilla y que el bebé no se vea afectado por el cambio de rutina.
Las cosas ahora marchan mejor que nunca. Las horas que ahora paso o mejor dicho pasamos con nuestro pequeño no tienen precio y como puse en el título del artículo: es tiempo de disfrutar y aprovechar al máximo esta oportunidad que se nos ha presentado, pues los hijos crecen tan rápido que en un abrir y cerrar de ojos ya quieren dejar el nido y volar con sus propias alas, cosa que a veces a los padres nos cuesta aceptar, pero tenemos que estar preparados para dejarlos ir en busca de su propio camino.
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