7 de noviembre de 2013

Los Abuelos

Por circunstancias de la vida tenemos que dejarte en casa de los abuelos. Papá te lleva al mediodía y pasas allí el resto del día hasta que los dos llegamos de trabajar. A veces te encontramos despierto, en otras ocasiones dormido, pero nos sentimos tranquilos de saber que te quedas con la familia. 

Ayer que llegamos a casa, nos encontramos con un bebé muy despierto, bastante activo para la hora que era en ese momento, le preguntamos a la abuela y con la mirada señaló una cajita de alfajores que al parecer te había dado a probar y luego para tratar de tranquilizarnos dijo "sólo le di a probar uno" Como se  pueden imaginar, mamá entró en estado de shock, pues pretende que tengas una dentadura perfecta mientras papá sólo sonrió ante lo sucedido. 

Es en ese tipo de situaciones donde uno se pregunta para que están los abuelos sino para engreír y a veces  hasta malcriar a los más pequeños en la casa. Creo que si no lo hicieran, no se les podría llamar abuelos. Ellos con la experiencia adquirida a través de los años saben como tratar a los pequeños en casa, juegan con ellos y les dan mucho amor sin buscar nada a cambio haciendo de ellos su compañía favorita en el día. Creo que todos necesitamos a alguien, además de mamá y papá, que nos engría y que nos haga sentir que somos su centro de atención y quién mejor que los abuelos para este trabajo de dar y recibir amor.




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